martes, 18 de diciembre de 2012

'Diálogo entre asesinos', de Daniel del Monte: ¿hay diferencia entre matar por dinero y por placer?

Hay muchas razones que pueden llevar a un ser humano a matar a otro: la codicia, el odio, la venganza... Pasiones que provocan en la persona una enajenación más o menos transitoria que lo conduce a terminar con la vida de uno de sus semejantes. De este modo se pueden llegar a explicar los casos aislados en los que una persona traspasa el más fuerte de los límites morales establecidos. Pero la cosa se complica cuando esa persona mata de una forma que se prolonga en el tiempo.

A esta última clase de asesinos, los que matan de forma continuada a varias personas, los podemos dividir a grosso modo en dos categorías: los que lo hacen por dinero y los que lo hacen por placer. Ambas clases de asesinos están representadas en esta novela. El primero de ellos, el que ha hecho del asesinato su sustento y modo de vida, es Leonard Steinbeck, asesino profesional, metódico y calculador, capaz de traspasar la línea que separa la vida de la muerte a cambio de un cheque. Y por el otro está el misterioso asesino en serie apodado como "el carnicero del medio oeste" que lleva un tiempo aterrorizando a los norteamericanos con sus cruentos crímenes. Su objetivo son muchachas jóvenes a las que secuestra y posteriormente devuelve cortadas en trocitos y metidas en bolsas de basura.

El destino de estos dos personajes comienza a acercarse cuando "el carnicero del medio oeste" secuestra a Ángela Ferrante, la hija adolescente de un poderoso capo de la mafia calabresa. Pasquale Ferrante no piensa quedarse de brazos cruzados hasta que la policía encuentre alguna pista, así que contrata a Leonard para que localice al asesino, le dé su merecido y rescate a su hija sana y salva. Así arranca esta obra de Daniel del Monte, su primer contacto novelístico con el género negro.