miércoles, 27 de febrero de 2013

'Frozen River': si la esperanza no llega habrá que buscarla


El entorno gélido y desolado de una pequeña población rural al norte del estado de Nueva York. Ray Eddy, una mujer madura que queda al cuidado de sus dos hijos cuando su marido se da el piro de casa para fundirse los ahorros en alguna sórdida mesa de juego. El vencimiento de una deuda que puede dejar a su familia sin la casa nueva con la que llevan años soñando. Y para redondear este explosivo cóctel vital, el fortuito encuentro con una mujer Mohawk, nativa de una reserva próxima, que se apropia indebidamente del coche de la protagonista.

¿El resultado de todo esto? Un drama intenso, conmovedor y profundamente realista que arranca cuando la falta de oportunidades empuja a Ray a traspasar los límites de la ley. En compañía de Lila, la mujer Mohawk, comienza a transportar ocultos en el maletero de su coche a varios inmigrantes, en su mayoría asiáticos, que tratan de cruzar ilegalmente la frontera del país. Todo para conseguir el puñado de dólares que necesita para conseguir aquella casa en la que ha depositado las esperanzas de un futuro mejor para su familia.

Courtney Hunt, la directora y guionista de esta película, aprovecha esta premisa para analizar hasta dónde puede llegar el amor de una madre y el sentido de la responsabilidad hacia sus hijos. A través de estos personajes, nos muestra cómo la desesperación puede conducir al crimen, un tema bastante habitual en las historias de género negro. Historias que a la postre resultan mucho más crudas que las tramas de policías y asesinos en serie, ya que no solo ponen al espectador ante la sordidez que a veces alcanza la vida real, sino porque nos lleva a pensar que, tal vez, en algún momento de nuestras vidas nos podría tocar encontrarnos ante un dilema como este.

Hunt concibió la historia de esta película durante sus visitas a la familia de su marido, que residía en Malone, un pequeño pueblo como el que nos presenta en el filme. Allí se enteró del contrabando que se realizaba desde una reserva Mohawk próxima, que tenía lugar cuando se congelaba el río Saint Lawrence. Una inestable capa de agua congelada como la que Ray y Lila tienen que cruzar para cumplir con sus encargos.

La estética y ambientación de 'Frozen River' recuerdan en muchos aspectos a las de otro estupendo thriller rural, 'Winter's Bone', con la diferencia de que aquel estaba protagonizado por una adolescente. Las dos son películas muy recomendables que sobrecogen por su crudeza y por la fortaleza interior, a pesar de las dificultades, de sus respectivas protagonistas. Ambas son, además, una prueba de que no es necesario anclarse en los habituales entornos urbanos para crear grandes historias de género.

lunes, 18 de febrero de 2013

'El guardián invisible': crímenes en un entorno de leyenda

En esta novela confluyen distintos elementos que, además de enriquecerla, contribuyen a distinguirla de los típicos thrillers de serial killers en los que muchas veces lo único destacable es el estrambótico modus operandi del asesino. Lo primero que llama la atención de 'El guardián invisible' es su ambientación, con la acción enmarcada en el valle del Baztán, al norte de Navarra. Una ambientación que además de ser sugerente, con sus frondosos e inquietantes bosques, también permite a la autora bucear en la mitología vasco-navarra para recuperar criaturas de las viejas historias populares como el basajaun. Así es precisamente como la prensa apoda al asesino de esta historia, que siempre escoge como víctimas a muchachas muy jóvenes. En la mitología, el basajaun era una criatura similar al Big Foot que actuaba como guardián de los bosques y de la pureza; aquí, sin embargo, parece capaz de los más cruentos crímenes.

El segundo punto fuerte de la novela es su personaje protagonista, la inspectora de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar. Una mujer fuerte, decidida y perspicaz, que a pesar de ello vive atormentada por terrores del pasado que proceden de lo más oscuro de su vida familiar. Ese pasado que vamos descubriendo conforme avanzamos en la lectura sirve no solo para aumentar la complejidad y el trasfondo del personaje, sino que además está hilado a la perfección de forma que termina teniendo un peso muy importante en el devenir de la trama.

Con esos ingredientes de base (la sugerente ambientación y un elenco de personajes atractivos), solo falta un detalle para terminar de redondear la obra: la intriga. Una intriga que nos mantiene aferrados a la lectura y que la autora consigue dosificar con pericia sin caer en el efectismo ni en engaños al lector. Los giros en la historia se van sucediendo de forma natural y, aunque en la recta final ya nos vamos oliendo con tiempo el desenlace, eso no impide que disfrutemos hasta el último momento de la investigación.

'El guardián invisible' ha cosechado un notable éxito en multitud de países e incluso han comprado ya los derechos para una adaptación cinematográfica. En casos así, cuando un libro tiene tanta relevancia antes incluso de llegar a las estanterías, tendemos a desconfiar un poco y a temer que no se trate más que de un simple hype promocional. Pero lo cierto es que una vez leída, comprendes que su éxito es más que merecido y no te queda otra que esperar con ganas la segunda entrega de la inspectora Salazar. Y si tuviera que quedarme con algo de esta novela, sería con el hecho de que es la prueba de que en nuestro país hay muchos lugares llenos de magia y misterio que funcionan a la perfección en el contexto de la novela negra, y que aún quedan muchas viejas leyendas populares por descubrir, capaces de seguir inquietándonos igual que cuando éramos pequeños.

martes, 5 de febrero de 2013

'Castilla Drive', de Anthony Pastor: gélida, estática y atmosférica

'Castilla Drive' es la cuarta novela gráfica de Anthony Pastor, la primera de sus obras que ha sido traducida al castellano y que además le ha valido el premio Polar de la reciente edición del salón del cómic de Angoulême. La historia nos traslada a la localidad norteamericana de Trituro, un lugar poco acostumbrado a las inclemencias del tiempo en donde están teniendo la peor ola de frío que se recuerda. En mitad de sus calles nevadas y del depresivo ambiente que reina en la localidad nos encontramos con Sally Salinger, esposa de un detective que, tras la fuga de su marido, se queda al cargo del negocio y del cuidado de sus dos hijos. Mal que bien, se va apañando con los casos que le surgen, normalmente estafas o adulterios, sucesos que no impliquen un riesgo excesivo. Pero la cosa cambia con la aparición de Osvaldo Brown, apodado El Superviviente, que poco tiempo atrás recibió un balazo en una oreja y ahora teme que el pistolero vuelva para rematarlo.

Esta premisa le sirve al autor para sumergirnos de lleno en la vida de ambos personajes. Los dos tienen mucho en común, por más que le pese a Sally, tanto por los demonios internos con los que conviven como por su carácter retraído y taciturno. Osvaldo viene envuelto por el misterio del disparo que ha recibido, cuya resolución supone uno de los motores de esta trama. Pero acercarse y conocer mejor a Sally también resulta un ejercicio muy interesante, como reflejo de una mujer cuya vida se ha tambaleado peligrosamente y que no termina de decidirse por tirar la toalla o hacer acopio de fuerzas para seguir adelante. Lo mismo que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros durante las encrucijadas más difíciles de la vida.