En esta novela confluyen distintos elementos que, además de enriquecerla, contribuyen a distinguirla de los típicos thrillers de serial killers en los que muchas veces lo único destacable es el estrambótico modus operandi del asesino. Lo primero que llama la atención de 'El guardián invisible' es su ambientación, con la acción enmarcada en el valle del Baztán, al norte de Navarra. Una ambientación que además de ser sugerente, con sus frondosos e inquietantes bosques, también permite a la autora bucear en la mitología vasco-navarra para recuperar criaturas de las viejas historias populares como el basajaun. Así es precisamente como la prensa apoda al asesino de esta historia, que siempre escoge como víctimas a muchachas muy jóvenes. En la mitología, el basajaun era una criatura similar al Big Foot que actuaba como guardián de los bosques y de la pureza; aquí, sin embargo, parece capaz de los más cruentos crímenes.
El segundo punto fuerte de la novela es su personaje protagonista, la inspectora de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar. Una mujer fuerte, decidida y perspicaz, que a pesar de ello vive atormentada por terrores del pasado que proceden de lo más oscuro de su vida familiar. Ese pasado que vamos descubriendo conforme avanzamos en la lectura sirve no solo para aumentar la complejidad y el trasfondo del personaje, sino que además está hilado a la perfección de forma que termina teniendo un peso muy importante en el devenir de la trama.
Con esos ingredientes de base (la sugerente ambientación y un elenco de personajes atractivos), solo falta un detalle para terminar de redondear la obra: la intriga. Una intriga que nos mantiene aferrados a la lectura y que la autora consigue dosificar con pericia sin caer en el efectismo ni en engaños al lector. Los giros en la historia se van sucediendo de forma natural y, aunque en la recta final ya nos vamos oliendo con tiempo el desenlace, eso no impide que disfrutemos hasta el último momento de la investigación.
'El guardián invisible' ha cosechado un notable éxito en multitud de países e incluso han comprado ya los derechos para una adaptación cinematográfica. En casos así, cuando un libro tiene tanta relevancia antes incluso de llegar a las estanterías, tendemos a desconfiar un poco y a temer que no se trate más que de un simple hype promocional. Pero lo cierto es que una vez leída, comprendes que su éxito es más que merecido y no te queda otra que esperar con ganas la segunda entrega de la inspectora Salazar. Y si tuviera que quedarme con algo de esta novela, sería con el hecho de que es la prueba de que en nuestro país hay muchos lugares llenos de magia y misterio que funcionan a la perfección en el contexto de la novela negra, y que aún quedan muchas viejas leyendas populares por descubrir, capaces de seguir inquietándonos igual que cuando éramos pequeños.
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