No es inusual que una historia policíaca o detectivesca se ambiente en algún rincón de Italia. Encontramos innumerables novelas que tratan de la cosa nostra siciliana, de la 'ndrangheta calabresa o de los oprimidos y peligrosos bajos fondos de Nápoles. ¿Pero cuándo se había visto algo así en la apacible Toscana? ¿Y si además los protagonistas son un camarero y un grupo de jubilados que frecuentan su bar?
Parece imposible que algo así funcione, pero el pisano Marco Malvaldi ha demostrado no solo que es posible, sino que además el resultado es digno de atención. Claro está, es obvio que para ajustarse a una ambientación como esta son necesarias unas buenas dosis de humor a lo largo de la narración, pero ya sabemos que las risas son a menudo gratas compañeras al servicio del género negro. Un humor inteligente y con el toque justo de crítica que, eso sí, en este caso no tiene esa carga de cinismo que encontramos en otros autores.
Volviendo al tema de los protagonistas, principal atractivo de esta novela, al frente de ellos nos encontramos a Massimo, estudiante de matemáticas reconvertido en regente de un bar, que despide cierto halo de pesimismo y soledad en comunión con una aguda observación de su entorno y una perspicacia que le llevará a resolver los crímenes que se le atragantan a la policía de su pueblo natal, Pineta.
Los jubilados que mencionaba antes también juegan un papel importante en la trama, no solo como contrapunto humorístico, sino también como activos observadores de la investigación, que no dudan en compartir con nosotros sus teorías y elucubraciones sobre el caso. También son un vehículo que permite al autor hacer un retrato cómico y entrañable de los mayores de su entorno, criados en una Italia muy diferente a la actual.
Todo esto en conjunto desemboca en una lectura ágil y agradable, divertida en todo momento e intrigante en ocasiones puntuales. No obstante, y tratándose ya de la segunda entrega de estos personajes (a la que después seguiría 'El rey de los juegos', cerrando así la trilogía del BarLume), cabría esperar un mayor detenimiento en los personajes, en los que apenas se profundiza de forma superficial; así como una trama algo más compleja, con más giros y sorpresas que terminasen de ponerle la guinda a la historia.
Por esta razón, leer 'El juego de las tres cartas' te deja con buen sabor de boca pero con la sensación de que tenía potencial para haber dado más de sí. No sería mala idea que publicaran un tomo recopilatorio con las tres entregas del BarLume juntas, pues confío en que, leídas del tirón, aporten una experiencia de lectura más completa.
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