Ahí arriba, en los países nórdicos, la gente vive como Dios. Sí, vale, padecen inviernos gélidos y tienen menos horas de luz que un preso en régimen de aislamiento; pero a pesar de todo, su nivel de vida es absolutamente envidiable. Sin embargo, y tal vez debido a los raquíticos índices de criminalidad de sus ciudades, su inclinación por la novela negra y los crímenes imaginarios a lo Patricia Highsmith es impresionante.
Si algo hemos aprendido de leer a gente como Stieg Larsson, Henning Mankell o Karim Fossum, es que en sus países no es oro todo lo que reluce. Su estado de bienestar se mantiene firme frente a las convulsiones económicas actuales, pero por debajo de él la realidad puede ser muy distinta. La violencia doméstica, la xenofobia o el auge de la ultraderecha son algunos de los problemas que subyacen bajo la aparente placidez de países como Suecia y Noruega, y casos como el de la isla de Utoya nos confirman que la ficción no siempre está tan alejada como pensamos de la realidad.
Jo Nesbo es uno de los escritores que forman parte de esta ola de denuncia social. En su caso, nos desubre que su Noruega natal no es tan idílica como parece, y que Oslo también tiene sus intestinos por los que pululan tipejos de la peor calaña. En 'Petirrojo', la primera entrega de la llamada "trilogía de Oslo", traslada esta denuncia a todo el pueblo noruego, poniendo en evidencia su hipocresía tras lo ocurrido en la 2ª Guerra Mundial.
Blog dedicado a la reseña de obras de género negro (novelas, cómics, películas), tanto clásicas como contemporáneas.
martes, 23 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
'La línea negra' de Jean-Christophe Grangé: inmersión en la mente de un asesino
Encontramos en la actual novela negra francesa una tendencia encabezada por autores como Franck Thilliez y Jean-Christophe Grangé cuya motivación a la hora de escribir es buscar los orígenes del mal, las motivaciones que conducen a un ser humano a cometer actos atroces. En el caso de 'La línea negra', este descenso a los infiernos lo realizamos en compañía del reportero Marc Dupeyrat, que se hace pasar por una joven estudiante para cartearse con un temible asesino en serie: Jacques Reverdi.
Años atrás, Reverdi había sido una figura destacada dentro del deporte subacuático de la apnea. En el momento de iniciar la novela, es detenido en Malasia y trasladado a una prisión en la que discurre buena parte de la trama, acusado del asesinato de varias jóvenes. Sus crímenes siguen un enigmático ritual que Marc tratará de desentrañar.
Así, oculto bajo la identidad de una muchacha llamada Élisabeth, Marc seguirá las indicaciones de Reverdi para reconstruir sus asesinatos e intentar comprender el origen de sus pulsiones maníacas. En este sentido, el autor construye un puzzle complejo, intrigante e ingenioso que nos llevará por distintas localizaciones del Sudeste asiático.
Años atrás, Reverdi había sido una figura destacada dentro del deporte subacuático de la apnea. En el momento de iniciar la novela, es detenido en Malasia y trasladado a una prisión en la que discurre buena parte de la trama, acusado del asesinato de varias jóvenes. Sus crímenes siguen un enigmático ritual que Marc tratará de desentrañar.
Así, oculto bajo la identidad de una muchacha llamada Élisabeth, Marc seguirá las indicaciones de Reverdi para reconstruir sus asesinatos e intentar comprender el origen de sus pulsiones maníacas. En este sentido, el autor construye un puzzle complejo, intrigante e ingenioso que nos llevará por distintas localizaciones del Sudeste asiático.
lunes, 1 de octubre de 2012
'Muerte en primera clase', de J. M. Guelbenzu: un retorno a las raíces del género
Tras esta sensual portada se esconde una novela que nos remite a clásicos de la narrativa detectivesca como Agatha Christie, G. K. Chesterton o Wilkie Collins (a quien, de hecho, se hace referencia en varios pasajes del libro). A Christie nos recuerda por la figura de la protagonista, la jueza Mariana de Marco, que se desenvuelve entre los demás personajes de la trama como una aguda observadora que no cesa en su empeño por descubrir la verdad. También por el hecho de que 'Muerte en primera clase' es fundamentalmente un whodunnit?, en donde la identidad del asesino es una de las piezas clave de la lectura.
Pero la novela no es solo eso, y aquí encontramos la herencia de Chesterton, ya que Guelbenzu también retrata con acidez los tiempos que le ha tocado vivir, y aquí concretamente el mundillo de las altas esferas sociales, con banqueros, economistas y demás depredadores subacuáticos. El crucero por el Nilo en el que se embarcan Mariana y su amiga Julia, concebido como un viaje para establecer contactos de negocios, es la excusa perfecta para que el autor dé un repaso a todos aquellos individuos pudientes y orgullosos que se creen por encima del bien y del mal. La crítica vertida no es tan incisiva ni certera como la de la novela 'Crematorio', por poner un ejemplo, pero cumple bien su función a pesar de todo.
Por último, la herencia de Wilkie Collins la podemos encontrar en la capacidad de Guelbenzu para crear un enigma intrigante y bien hilado, que arranca en el citado crucero por el Nilo. Durante el trayecto, Carmen Montesquinza, una mujer de elevado rango social y notable fortuna, desaparece sin dejar rastro. Lo curioso es que mientras tenía lugar su desaparición, todo el pasaje estaba concentrado en admirar el espontáneo show erótico que se marca una jovencita durante una de las fiestas para los pasajeros. ¿Casualidad o algo más?
Pero la novela no es solo eso, y aquí encontramos la herencia de Chesterton, ya que Guelbenzu también retrata con acidez los tiempos que le ha tocado vivir, y aquí concretamente el mundillo de las altas esferas sociales, con banqueros, economistas y demás depredadores subacuáticos. El crucero por el Nilo en el que se embarcan Mariana y su amiga Julia, concebido como un viaje para establecer contactos de negocios, es la excusa perfecta para que el autor dé un repaso a todos aquellos individuos pudientes y orgullosos que se creen por encima del bien y del mal. La crítica vertida no es tan incisiva ni certera como la de la novela 'Crematorio', por poner un ejemplo, pero cumple bien su función a pesar de todo.
Por último, la herencia de Wilkie Collins la podemos encontrar en la capacidad de Guelbenzu para crear un enigma intrigante y bien hilado, que arranca en el citado crucero por el Nilo. Durante el trayecto, Carmen Montesquinza, una mujer de elevado rango social y notable fortuna, desaparece sin dejar rastro. Lo curioso es que mientras tenía lugar su desaparición, todo el pasaje estaba concentrado en admirar el espontáneo show erótico que se marca una jovencita durante una de las fiestas para los pasajeros. ¿Casualidad o algo más?
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