Todos los personajes que pululan bajo el peso de sus miserias por las páginas de esta novela respiran a través de sus respectivas heridas. Son sus tragedias personales, o más bien familiares, las únicas que los mantienen aferrados a su existencia, por tortuosa que esta pueda ser. Un compendio de existencias que parecen estancadas por el dolor y la culpa, pero que solo necesitan de un detonante para que todas ellas converjan y culminen en ese descenso a los infiernos propio de una historia tan negra como la planteada aquí por Víctor del Árbol.
La primera de estas existencias tortuosas, que arranca la trama de 'Respirar por la herida', es la de Eduardo. Un pintor que lleva 14 años sumergido en su propia burbuja de desesperanza y autocompasión, desde que un terrible accidente de tráfico le arrebató a las únicas personas que le importaban: su esposa Elena y su hija Tania. La novela arranca fuerte presentándonos la desolación emocional de este personaje, pero conforme avanzamos en la lectura nos damos cuenta de que no es sino la punta del iceberg del círculo de historias crueles, tristes y sórdidas que envuelven a los demás protagonistas de la trama, un círculo que se va cerrando progresivamente, dejando cada vez menos espacio a la esperanza.
El detonante planteado por el autor para poner en marcha esta maquinaria donde se van entrelazando el presente y el pasado de los personajes es un cuadro. Concretamente, un retrato: el que Gloria Tagger, famosa violoncelista, encarga a Eduardo. Un retrato nada corriente, ya que consiste en inmortalizar a Arthur Fernández, empresario que cumple condena en prisión por haber atropellado accidentalmente al hijo de Gloria.
Estos y otros personajes se van sumando al devenir de la narración, trayendo consigo un puñado de episodios trágicos que van encajando en el conjunto final como si fueran las piezas de un puzle. Lo que al principio parece ser el relato de la deriva psicológica y existencial de Eduardo, termina por convertirse en una obra coral en donde todos los personajes (salvo, quizá, uno de ellos) resultan ser víctimas y verdugos al mismo tiempo. Y en donde el azar, al igual que en la vida real, hace gala de su amargo sentido del humor para conseguir que ninguno escape a su inevitable final, y que todos (Eduardo, Gloria, Arthur, Guzmán, el señor Who y los demás figurantes de esa tragedia) parezcan encontrarse siempre en el lugar y el momento equivocados.
Todos los cabos sueltos que va diseminando la lectura de 'Respirar por la herida' terminan atados, encajados entre sí; quizá demasiado atados como para no comprometer la verosimilitud de ciertos pasajes, pero no hay que olvidar que lo real en esta novela, lo que de verdad debe impresionarnos, es el sufrimiento de sus personajes y la forma que cada uno tiene de afrontarlo. Del Árbol nos propone una historia dura, descorazonadora, en donde prima la incomprensión por muchas de las pautas de la conducta humana. Un libro que es como un soplo gélido en la nuca, y que aun así finaliza con una pequeña evocación de inocencia que tal vez sirva para que el lector supere la congoja que se le queda en las entrañas al cerrarlo.
Lecturas Negras
Blog dedicado a la reseña de obras de género negro (novelas, cómics, películas), tanto clásicas como contemporáneas.
martes, 14 de enero de 2014
martes, 17 de diciembre de 2013
Habrá una cuarta novela de la saga 'Millenium'... sin Stieg Larsson
Se ha hecho pública, a través de un comunicado de la editorial Destino, la noticia de que habrá una cuarta novela de la saga 'Millenium'. Y no, no es que su autor, Stieg Larsson, haya regresado de la tumba para contarnos qué ocurrió con Lisbeth y con Mikael después de los hechos que narró en su última entrega: 'La reina en el palacio de las corrientes de aire'. Resulta que otro escritor sueco, David Lagercrantz, va a coger el testigo del universo desarrollado en sus novelas para escribir una historia nueva e independiente de la saga.
Tal y como podemos leer en la web de este autor, el tal Lagercrantz ha publicado un par de thrillers en su Suecia natal ('Fall From Grace in Wilmslow', 'A Swedish Genius'), así como algunos libros de no ficción, de entre los cuales, me inquieta especialmente el que tiene dedicado al futbolista Zlatan Ibrahimovic. ¿De verdad un autor así, que huele de lejos a mercenario literario, es el más indicado para proseguir una saga noir tan exitosa como la de Stieg Larsson? Y por encima de todo, ¿por qué no dejan descansar en paz el legado del escritor? Imagino que a estas alturas ya se habrán llenado suficiente los bolsillos tanto la editorial, como sus herederos (los familiares con los que no tenía especial relación y que se quedaron con todos sus derechos dado que Larsson no estaba casado con Eva Gabrielsson, quien fuera su pareja durante 32 años).
Sea como sea, parece que el mayor mérito de Lagercrantz para escribir esta cuarta entrega sea el de vivir en Södermalm, el barrio de Estocolmo en el que también vive el protagonista de 'Millenium'. No es gran cosa, ya, pero a algunos parece bastarles. Está previsto que esta cuarta novela vea la luz en agosto de 2015, diez años después de que se publicara en Suecia 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. En principio, Destino será la editorial encargada de traer el libro a España y Latinoamérica.
Igual nos terminamos llevando una sorpresa, pero no espero nada bueno de esta noticia. Larsson tampoco fue el gurú de la novela negra que se dice por ahí, pero no por ello deberían dejar de respetar su legado literario para que la gallina de los huevos de oro vuelva a florecer.
lunes, 16 de diciembre de 2013
'Legado en los huesos' de Dolores Redondo: un paso adelante en la trilogía del Baztán
Dolores Redondo nos dejó boquiabiertos a los aficionados del género negro con su debut literario. 'El guardián invisible', primera entrega de la trilogía del Baztán, era una novela absorbente e intensa, con una fabulosa ambientación donde se difumina la línea entre lo real y lo fantástico, y con una protagonista carismática y profundamente humana: la inspectora Amaia Salazar. Entre estremecidos y asombrados, los lectores llegamos al final de aquella obra que ya adelantaba algunos de los hilos argumentales que dan forma a esta nueva entrega, 'Legado en los huesos', que arranca con el suicidio en prisión del asesino de la joven Johana Márquez, quien deja una enigmática nota dirigida a Amaia. En ella solo se incluye una palabra: "Tarttalo".
Apenas han pasado unos meses desde los hechos ocurridos en 'El guardián invisible' (tanto en el tiempo narrativo como en la realidad, ya que la primera novela se publicó en enero y la segunda ha llegado en noviembre), pero los cambios han sido notables. Para empezar, Amaia ha sido madre y con ello su vida ha pegado un vuelco. Ahora debe lidiar con la responsabilidad y las dudas inherentes a la maternidad, enmendar a través de esta nueva posición los horrores que cometió su madre con ella durante su infancia, y hacer convivir todo ello con el desempeño de su labor profesional.
Pocos personajes pegan una evolución tan fuerte de una novela a otra, y gracias a ello Amaia nos sigue fascinando tanto como si la conociéramos por primera vez. Lo mismo ocurre con el entorno, el valle del Baztán, del que conocemos nuevos detalles sobre su pasado y folklore al entremezclarse con el caso (en realidad, dos misterios en uno) que Amaia y su equipo comienzan a investigar. Por un lado, los asesinos suicidas que firman como "Tarttalo" antes de quitarse la vida; por otro, la profanación de una iglesia que podría estar relacionada con unos antiguos habitantes del valle. Y mientras todo eso se va desarrollando, el pasado de Amaia volverá a despertar de su letargo para protagonizar algunos de los pasajes más escalofriantes de la obra, como ya ocurriera en 'El guardián invisible'.
No es habitual que una obra de este tipo ponga de acuerdo a lectores y críticos, pero en este caso las alabanzas llegan de ambos frentes. Y es justo decir que son merecidas. Dolores Redondo ha sabido asimilar la esencia de thrillers literarios y cinemtográficos de la talla de 'El silencio de los corderos' y 'Se7en', aderezarla con su propia personalidad, descubrirnos la magia que se esconde entre los paisajes del norte de la península y redondear la jugada con uno de los mejores (por no decir el mejor) personajes femeninos de la novela negra actual. Por si fuera poco, con 'Legado en los huesos' ha estado a la altura de las expectativas que nos formamos con la primera entrega y abre el camino para el potente enfrentamiento final que se atisba para su tercera parte. Aún quedan misterios por desvelar, miedos a los que enfrentarse, leyendas que desentrañar, y todo apunta a que 'Ofrenda a la tormenta' (así se llamará la próxima obra) volverá a dejarnos boquiabiertos.
Apenas han pasado unos meses desde los hechos ocurridos en 'El guardián invisible' (tanto en el tiempo narrativo como en la realidad, ya que la primera novela se publicó en enero y la segunda ha llegado en noviembre), pero los cambios han sido notables. Para empezar, Amaia ha sido madre y con ello su vida ha pegado un vuelco. Ahora debe lidiar con la responsabilidad y las dudas inherentes a la maternidad, enmendar a través de esta nueva posición los horrores que cometió su madre con ella durante su infancia, y hacer convivir todo ello con el desempeño de su labor profesional.
Pocos personajes pegan una evolución tan fuerte de una novela a otra, y gracias a ello Amaia nos sigue fascinando tanto como si la conociéramos por primera vez. Lo mismo ocurre con el entorno, el valle del Baztán, del que conocemos nuevos detalles sobre su pasado y folklore al entremezclarse con el caso (en realidad, dos misterios en uno) que Amaia y su equipo comienzan a investigar. Por un lado, los asesinos suicidas que firman como "Tarttalo" antes de quitarse la vida; por otro, la profanación de una iglesia que podría estar relacionada con unos antiguos habitantes del valle. Y mientras todo eso se va desarrollando, el pasado de Amaia volverá a despertar de su letargo para protagonizar algunos de los pasajes más escalofriantes de la obra, como ya ocurriera en 'El guardián invisible'.
No es habitual que una obra de este tipo ponga de acuerdo a lectores y críticos, pero en este caso las alabanzas llegan de ambos frentes. Y es justo decir que son merecidas. Dolores Redondo ha sabido asimilar la esencia de thrillers literarios y cinemtográficos de la talla de 'El silencio de los corderos' y 'Se7en', aderezarla con su propia personalidad, descubrirnos la magia que se esconde entre los paisajes del norte de la península y redondear la jugada con uno de los mejores (por no decir el mejor) personajes femeninos de la novela negra actual. Por si fuera poco, con 'Legado en los huesos' ha estado a la altura de las expectativas que nos formamos con la primera entrega y abre el camino para el potente enfrentamiento final que se atisba para su tercera parte. Aún quedan misterios por desvelar, miedos a los que enfrentarse, leyendas que desentrañar, y todo apunta a que 'Ofrenda a la tormenta' (así se llamará la próxima obra) volverá a dejarnos boquiabiertos.
martes, 26 de noviembre de 2013
'Old Boy': ¿quién puede odiarte tanto como para encerrarte durante diez años?
Dentro del seinen, que así es como se conoce en Japón al manga creado para lectores adultos, podemos encontrar muchas y muy buenas historias de intriga y suspense. Ya uno de los pioneros del cómic japonés, Osamu Tezuka, cuenta en su bibliografía con obras de este género entre las que destacan 'MW' o 'El libro de los insectos humanos', ambas publicadas en España. No obstante, quizá sea Naoki Urasawa el autor que más éxito ha cosechado con sus thrillers entre el público occidental, sobre todo con 'Monster', que ningún buen aficionado al género se debería perder. Sin embargo, hoy vamos a hablar de una obra un poco anterior, que se publicó en Japón entre 1996 y 1998, y que ahora vuelve a estar de actualidad gracias a una nueva adaptación cinematográfica.
'Old Boy' es el título de esta obra creada por el guionista Garon Tsuchiya y el dibujante Nobuaki Minegishi, que fue adaptada al cine en 2003 por el surcoreano Park Chan-wook (con notables cambios en el desarrollo de la trama y el desenlace), y que ahora ha vuelto a ser llevada a la gran pantalla, esta vez bajo la batuta de Spike Lee, con un filme que se estrenará en España el próximo 5 de diciembre. Aprovechando la coyuntura, nos encontramos ahora con una reedición del manga original, que se publicó originalmente en ocho tomos ya descatalogados y que ahora se presenta en tres gruesos volúmenes dentro de la línea DeBolsillo.
'Old Boy' cuenta con un arranque de lo más enigmático: Shinichi Gotō, un joven publicista, es puesto en libertad después de pasarse diez años encerrado en una diminuta habitación. Una década durante la que un televisor ha sido su única compañía y su único contacto con el exterior, a excepción de un guardián que se encargaba de darle la comida. Una vez en la calle, llega el momento de intentar dar respuesta a todas las preguntas surgidas durante su cautiverio, ya que no sabe quién lo encerró ni qué retorcida razón le pudo llevar a hacerlo.
Los autores desarrollan esta premisa durante los 79 capítulos que componen el manga, dosificando muy bien la intriga, las respuestas, y consiguiendo que el lector se sienta tan desconcertado como el propio protagonista. La búsqueda de Gotō se termina convirtiendo ante todo en un viaje a través de su pasado, que a priori no parece ocultar demasiados rincones oscuros, pero del que sin embargo procede el siniestro personaje que le arrebató la libertad durante tanto tiempo. De este modo, a base de giros y sorpresas en los acontecimientos, iremos avanzando en la trama hasta su resolución, logrando en conjunto una intriga inteligente, en la que solo algunos giros finales pueden resultar un poco más forzados.
El peligro de esta clase de historias es la enorme dependencia que tienen con respecto a su desenlace. Por suerte, los autores no centran todo el interés de la obra en su resolución y en las respuestas a los enigmas, ya que las reflexiones que encontramos por el camino sobre la naturaleza humana, especialmente en lo que respecta al malo de la historia, dotan de un valor añadido al desarrollo. Ello no impidió que el desenlace provocara cierta polémica entre aquellos lectores a los que la resolución final no les pareció lo suficientemente convincente. Para no reventar ninguna sorpresa, no entraré a analizar con detalle ese final, aunque sí debo decir que para asimilarlo hay que hilar fino, repasar el retrato psicológico de los personajes que se nos ha ido ofreciendo a lo largo de la trama y, por qué no decirlo, perdonar también algunas pequeñas inconsistencias que no estropean el conjunto, pero que quizá podrían haberse resuelto mejor.
Sea como sea, 'Old Boy' es un thriller de calidad cuya lectura recomiendo tanto si se es un habitual lector de manga como si no. Además de su trama, cuenta con un dibujo muy cuidado y rico en detalles, con un sentido de la narratividad que juega mucho con los silencios y los encuadres vistosos en las viñetas, dándole un aire de cine noir moderno que le hace irresistible.
'Old Boy' es el título de esta obra creada por el guionista Garon Tsuchiya y el dibujante Nobuaki Minegishi, que fue adaptada al cine en 2003 por el surcoreano Park Chan-wook (con notables cambios en el desarrollo de la trama y el desenlace), y que ahora ha vuelto a ser llevada a la gran pantalla, esta vez bajo la batuta de Spike Lee, con un filme que se estrenará en España el próximo 5 de diciembre. Aprovechando la coyuntura, nos encontramos ahora con una reedición del manga original, que se publicó originalmente en ocho tomos ya descatalogados y que ahora se presenta en tres gruesos volúmenes dentro de la línea DeBolsillo.
'Old Boy' cuenta con un arranque de lo más enigmático: Shinichi Gotō, un joven publicista, es puesto en libertad después de pasarse diez años encerrado en una diminuta habitación. Una década durante la que un televisor ha sido su única compañía y su único contacto con el exterior, a excepción de un guardián que se encargaba de darle la comida. Una vez en la calle, llega el momento de intentar dar respuesta a todas las preguntas surgidas durante su cautiverio, ya que no sabe quién lo encerró ni qué retorcida razón le pudo llevar a hacerlo.
Los autores desarrollan esta premisa durante los 79 capítulos que componen el manga, dosificando muy bien la intriga, las respuestas, y consiguiendo que el lector se sienta tan desconcertado como el propio protagonista. La búsqueda de Gotō se termina convirtiendo ante todo en un viaje a través de su pasado, que a priori no parece ocultar demasiados rincones oscuros, pero del que sin embargo procede el siniestro personaje que le arrebató la libertad durante tanto tiempo. De este modo, a base de giros y sorpresas en los acontecimientos, iremos avanzando en la trama hasta su resolución, logrando en conjunto una intriga inteligente, en la que solo algunos giros finales pueden resultar un poco más forzados.
El peligro de esta clase de historias es la enorme dependencia que tienen con respecto a su desenlace. Por suerte, los autores no centran todo el interés de la obra en su resolución y en las respuestas a los enigmas, ya que las reflexiones que encontramos por el camino sobre la naturaleza humana, especialmente en lo que respecta al malo de la historia, dotan de un valor añadido al desarrollo. Ello no impidió que el desenlace provocara cierta polémica entre aquellos lectores a los que la resolución final no les pareció lo suficientemente convincente. Para no reventar ninguna sorpresa, no entraré a analizar con detalle ese final, aunque sí debo decir que para asimilarlo hay que hilar fino, repasar el retrato psicológico de los personajes que se nos ha ido ofreciendo a lo largo de la trama y, por qué no decirlo, perdonar también algunas pequeñas inconsistencias que no estropean el conjunto, pero que quizá podrían haberse resuelto mejor.
Sea como sea, 'Old Boy' es un thriller de calidad cuya lectura recomiendo tanto si se es un habitual lector de manga como si no. Además de su trama, cuenta con un dibujo muy cuidado y rico en detalles, con un sentido de la narratividad que juega mucho con los silencios y los encuadres vistosos en las viñetas, dándole un aire de cine noir moderno que le hace irresistible.
lunes, 4 de noviembre de 2013
'Claire DeWitt y la ciudad de los muertos': la realidad onírica de Nueva Orleans
El debut literario de la detective Claire DeWitt parte de un conjunto de ingredientes muy interesantes. En primer lugar, el marco donde se desarrolla la acción: la ciudad de Nueva Orleans posterior al devastador paso del huracán Katrina. Además del rastro de desolación y miseria que dejó a su paso el huracán, caldo de cultivo irresistible para historias negras de este tipo, Nueva Orleans es de por sí una ciudad interesantísima por su trasfondo musical, sus tradiciones (en donde destaca el Mardi Gras, su peculiarísimo carnaval), el carácter de sus gentes y el hecho de ser un lugar donde conviven tantas etnias y culturas diferentes.
El segundo ingrediente destacado, al menos a priori, es la propia protagonista, una detective muy heterodoxa que no duda en servirse de las drogas, los sueños o incluso las enseñanzas del I Ching para avanzar en sus investigaciones y descubrir nuevas pistas. Un personaje singular que nos recuerda en más de un momento al agente Dale Cooper, protagonista de 'Twin Peaks', serie con la que esta novela guarda ciertas similitudes. Por último, otro interesante añadido por parte de la autora, Sara Gran, a la premisa general de la novela es la figura de un detective ficticio llamado Jacques Silette, cuyo libro sobre métodos detectivescos sirve de base a los procedimientos de Claire, y cuyos pasajes se citan de forma recurrente a lo largo de la obra, dejando algunas interesantes reflexiones sobre la figura del detective, los clientes y los crímenes.
Partiendo de unos elementos tan interesantes, cabría pensar que nos encontramos ante una innovadora muestra de novela negra actual, pero aunque originalidad no le falta, ni tampoco algunos aciertos, en conjunto esta 'Ciudad de los muertos' no termina de cuajar como una lectura redonda. El principal problema radica en el tono con el que la autora afronta la novela. No termina de decidirse entre el enfoque onírico y surrealista que veíamos en 'Twin Peaks', o el realismo crudo que trata de indagar en el statu quo de la Nueva Orleans post-Katrina al estilo de la serie televisiva 'Treme'. La autora intenta aunar ambos enfoques en la trama y a menudo lo único que consigue es descolocar al lector, que no termina de empatizar con los personajes ni engancharse al desarrollo de los acontecimientos.
No obstante, lo más negativo es el desarrollo del enigma en sí. Claire DeWitt acude a la ciudad para investigar la desaparición de Vic Willing, acaudalado fiscal de distrito que se esfumó sin dejar rastro tras el paso del Katrina. Arranca entonces una investigación que no hace más que dar vueltas sobre sí misma, dando una sensación de estancamiento, hasta que una deducción que Claire se saca de la manga, por las buenas, da un giro en los acontecimientos y acelera un poco el ritmo. Una cosa es que Claire utilice métodos poco convencionales en sus investigaciones, pero otra muy distinta es que alguna especie de deus ex machina la acerque a la solución sin que los lectores nos sintamos partícipes de los pasos que le han llevado a ella. Por si fuera poco, al menos eso me ocurrió a mí, el destino de Vic Willing me termina importando un pito, de modo que al alcanzar la resolución casi no me quedaban ganas de saber qué había pasado.
Por suerte, esta investigación se entrelaza con fragmentos del pasado de Claire, que ahondan en su formación detectivesca y en la desaparición de una amiga de la infancia que deja un hilo abierto para próximas entregas del personaje. Estos pasajes, junto con las reflexiones rescatadas del ficticio libro de Silette, nos dejan los mejores momentos de la novela, y nos permiten atisbar que tanto Sara Gran como su criatura, Claire DeWitt, tienen potencial. El problema es que en esta primera obra la mezcla de ingredientes variopintos no ha funcionado y nos deja con la sensación de ser un batiburrillo de ideas y conceptos a los que no ha conseguido dar la unidad y coherencia necesarias.
El segundo ingrediente destacado, al menos a priori, es la propia protagonista, una detective muy heterodoxa que no duda en servirse de las drogas, los sueños o incluso las enseñanzas del I Ching para avanzar en sus investigaciones y descubrir nuevas pistas. Un personaje singular que nos recuerda en más de un momento al agente Dale Cooper, protagonista de 'Twin Peaks', serie con la que esta novela guarda ciertas similitudes. Por último, otro interesante añadido por parte de la autora, Sara Gran, a la premisa general de la novela es la figura de un detective ficticio llamado Jacques Silette, cuyo libro sobre métodos detectivescos sirve de base a los procedimientos de Claire, y cuyos pasajes se citan de forma recurrente a lo largo de la obra, dejando algunas interesantes reflexiones sobre la figura del detective, los clientes y los crímenes.
Partiendo de unos elementos tan interesantes, cabría pensar que nos encontramos ante una innovadora muestra de novela negra actual, pero aunque originalidad no le falta, ni tampoco algunos aciertos, en conjunto esta 'Ciudad de los muertos' no termina de cuajar como una lectura redonda. El principal problema radica en el tono con el que la autora afronta la novela. No termina de decidirse entre el enfoque onírico y surrealista que veíamos en 'Twin Peaks', o el realismo crudo que trata de indagar en el statu quo de la Nueva Orleans post-Katrina al estilo de la serie televisiva 'Treme'. La autora intenta aunar ambos enfoques en la trama y a menudo lo único que consigue es descolocar al lector, que no termina de empatizar con los personajes ni engancharse al desarrollo de los acontecimientos.
No obstante, lo más negativo es el desarrollo del enigma en sí. Claire DeWitt acude a la ciudad para investigar la desaparición de Vic Willing, acaudalado fiscal de distrito que se esfumó sin dejar rastro tras el paso del Katrina. Arranca entonces una investigación que no hace más que dar vueltas sobre sí misma, dando una sensación de estancamiento, hasta que una deducción que Claire se saca de la manga, por las buenas, da un giro en los acontecimientos y acelera un poco el ritmo. Una cosa es que Claire utilice métodos poco convencionales en sus investigaciones, pero otra muy distinta es que alguna especie de deus ex machina la acerque a la solución sin que los lectores nos sintamos partícipes de los pasos que le han llevado a ella. Por si fuera poco, al menos eso me ocurrió a mí, el destino de Vic Willing me termina importando un pito, de modo que al alcanzar la resolución casi no me quedaban ganas de saber qué había pasado.
Por suerte, esta investigación se entrelaza con fragmentos del pasado de Claire, que ahondan en su formación detectivesca y en la desaparición de una amiga de la infancia que deja un hilo abierto para próximas entregas del personaje. Estos pasajes, junto con las reflexiones rescatadas del ficticio libro de Silette, nos dejan los mejores momentos de la novela, y nos permiten atisbar que tanto Sara Gran como su criatura, Claire DeWitt, tienen potencial. El problema es que en esta primera obra la mezcla de ingredientes variopintos no ha funcionado y nos deja con la sensación de ser un batiburrillo de ideas y conceptos a los que no ha conseguido dar la unidad y coherencia necesarias.
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