'Bajo el hielo', de Bernard Minier: el lado oscuro de los Pirineos

Hay novelas que centran su atractivo en construir una trama compleja e intrigante, un enigma que enganche al lector y lo empuje a devorar sus páginas. Hay otras que, sin descuidar del todo la trama, prefieren dedicar más tiempo a desgranar la psicología de sus personajes y a conseguir que al leer empaticemos con ellos. Por último, hay novelas que consiguen combinar estas dos tendencias y se convierten por tanto en lecturas indispensables. Es el caso de 'Bajo el hielo'.

Bernard Minier se ha marcado un debut impresionante, con una historia construida con precisión de relojero y una atmósfera gélida que corta el aliento. Parecía que los nórdicos ya lo tenían todo hecho en cuestión de ambientación, con sus ciudades pequeñitas y aisladas, y sus vastos parajes arropados por la nieve la mayor parte del año. Y ahora resulta que no hacía falta irse tan lejos para enmarcar una novela negra, que los Pirineos, que los tenemos aquí mismito, eran tan buen lugar como Ystad o Gotland o Estocolmo para contar una historia que te ponga los pelos de punta.

Ambientación e intriga son, por tanto, dos piezas clave de la maquinaria de 'Bajo el hielo'. Pero no las únicas. La inmediata simpatía que sentimos por la psicóloga Diane Berg, recién llegada al horripilante psiquiátrico de la zona; y por Martin Servaz, el policía siempre al límite de su fortaleza física y mental, hacen que los acompañemos con gusto en sus peripecias y nos emocionemos cada vez que descubrimos nuevos detalles sobre sus vidas. A ellos hay que sumar personajes también interesantes como la capitana Ziegler, Esperandieu y el doctor Xavier.

¿Y cómo empieza todo? Pues nada menos que con el hallazgo del cadáver de un caballo, al que han abierto en canal y le han desplegado la carne hacia los lados como si fueran las alas de un ángel, para después dejarlo colgado en lo alto del teleférico que sube a una central hidroeléctrica. Ahí es nada... El resto no puedes dejar de descubrirlo, porque esta novela te secuestra en el mejor sentido de la palabra.