La exótica y sugerente Estambul es el escenario escogido para esta entretenida historia detectivesca. La protagonista es una mujer alemana de cuarenta y pocos años que ha pasado gran parte de su vida en la capital turca. Kati, que así se llama la mujer, regenta una librería especializada en novelas negras, una afición que le llevará a inmiscuirse al máximo cuando se tope con un asesinato en la vida real.
La cosa comienza cuando Petra, una vieja amiga suya que acabó convirtiéndose en actriz, llega a Estambul para rodar una película. Petra y el equipo de rodaje se alojan en el Hotel Bósforo, donde al poco de su llegada tiene lugar una tragedia: Kurt Müller, el director del filme, aparece muerto en su habitación. Intrigada, Kati pondrá en marcha todas sus dotes detectivescas aprendidas a través de horas y horas de lectura, así como sus dotes de chismosa profesional (ocupación a la que, por lo que se nos cuenta, los habitantes de Estambul se dedican con gran ahínco).
'Hotel Bósforo' tiene el saborcillo de las novelas detectivescas clásicas: un asesinato misterioso, giros más o menos inesperados en la trama y unos personajes que, sin tener tampoco excesivo carisma o profundidad, cumplen su cometido de hacer avanzar la trama y consiguen llevarse nuestra simpatía.
Lo más destacable de esta novela es su ambientación. Y no es que las descripciones de Estambul sean muy exhaustivas, pero se respira su ambiente a especias y humo de cachimba a lo largo de sus páginas. Lo más interesante son los apuntes sobre el carácter de los turcos que el autor va diseminando por el texto. De hecho, el autor deja entrever su simpatía por ellos y aprovecha para criticar ciertos usos y costumbres de los alemanes.
Con todos estos ingredientes el resultado es una lectura amena, sin especial trascendencia, pero ideal para evadirnos un poco del día a día. El toquecito justo de intriga y exotismo son, sin duda, sus principales reclamos.
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