Los enigmas planteados por Chesterton no eran tan sesudos y racionales como los de Conan Doyle en sus inmortales escritos sobre Sherlock Holmes, ni tenían el enrevesado ingenio de las novelas de Agatha Christie. El encanto radicaba en las agudas observaciones de su protagonista, el Padre Brown, lo más lejano a un detective al uso que nos podamos encontrar; y es que eso de que un cura resuelva asesinatos puede sonar a chiste, pero no, el carisma del personaje disipa cualquier duda sobre su protagonismo en obras de este tipo.
Pero antes de irme más por las ramas, vamos al verdadero motivo (¿o debería decir móvil?) de este post: la publicación por parte de Acantilado del libro 'Cómo escribir relatos policíacos', noticia que me he encontrado mientras surfeaba por Papel en Blanco. Un título que en cierto modo puede llevar a equívoco, ya que no es tanto una guía para escritores noveles, como una recopilación de ensayos que el autor publicó en diferentes medios acerca del género policíaco.
La editorial también ha puesto en circulación las primeras páginas de la obra para hacernos una idea de su contenido, y basta con echarles un vistazo para quedarse con ganas de hincarle el diente al resto. El primer fragmento corresponde a una reflexión sobre la obra de Conan Doyle, y me gustaría resaltar una de sus frases:
Me quedo con el hombre que consagra un relato breve a afirmar que puede resolver el misterio de un asesinato cometido en Margate antes que con aquel que dedica un libro entero a decir que es incapaz de resolver el problema de las cosas en general.
En fin, me da que tarde o temprano correré a hacerme con este libro para conocer mejor la lúcida visión del género que ofrece Chesterton. Aunque eso sí, me buscaré una edición baratita en inglés, porque los 20 pavos de la edición de Acantilado me parecen excesivos.
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